Establecer límites sanos es clave para preservar nuestra salud mental. Pero antes de hablar sobre cómo establecer límites de manera adecuada, hay que definir qué es un límite sano y por qué son tan necesarios.
Para empezar, un poco de honestidad: establecer límites puede ser una tarea difícil de realizar. Cuesta mucho decir que "no" a las personas con las que mantenemos un vínculo afectivo. La culpa y el miedo nos invaden al pensar en la posibilidad de poner límites: ¿Y sí l@ hago sentir mal? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Qué pasa si decide que ya no quiere ser parte de mi vida?
Desafortunadamente, no hay forma de saber cómo los demás van a reaccionar ante nuestra demanda. Las personas que realmente nos valoran y respetan no van a vulnerar nuestros límites si reconocen que nos lastiman en el proceso.
Los límites ayudan a definir lo qué está permitido y los "no negociables" en nuestras relaciones interpersonales. Si no dejamos claro lo que es o no permisible, nos expondremos a situaciones y/o personas que desgastarán nuestra salud mental constantemente.
Ahora que sabemos la importancia de establecer límites sanos, veamos algunos puntos claves para definir nuestros "no negociables":
1. Se vulnerable.
¿Si no sé lo que me lastima, cómo sabré de lo que debo protegerme? El primer paso para establecer límites es reconocer nuestros malestares e inseguridades. Es hora de identificar lo que necesitas para sentirte cómod@ y seguro.
2. Expresa tus intenciones con claridad.
Ahora que ya sabes exactamente lo que te está lastimando y lo que necesitas a cambio, tu responsabilidad recae en expresarlo de forma clara y firme. Dale a entender a esta persona, en palabras sencillas y respetuosas, tu sentir actual y tu necesidad de que las cosas cambien, y que de lo contrario habrán consecuencias.
Ejemplo: "Cada vez de haces bromas sobre mí cuando salimos con tus amigos, me haces sentir triste e insegur@. Necesito que dejes de hacer esto, de lo contrario no saldré más contigo".
3. La coherencia es clave.
Una vez decidas establecer un límite, debes ser consistente con lo que dices y haces. No puedes decir que habrán consecuencias, cuando no estas dispuest@ a llevarlas a cabo.
Además, en la medida en que exijas que se respeten tus límites personales, debes estar dispuest@ a respetar los límites de los demás.
4. Revisa tus límites constantemente.
Tus necesidades y deseos pueden cambiar con el paso del tiempo. No hay razón para ceñirse a límites que no te sirven en la actualidad.
Eres el encargado de velar por tu bienestar y si bien el establecer límites es una tarea compleja y que toma su tiempo, una vez decidas intentarlo, verás lo gratificante que resulta a largo plazo. ¡Tu salud mental te lo agradecerá!
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