Pausar, para recargar.


¿Has llegado a sentirte abrumado alguna vez? ¿Has sentido que tus capacidades para afrontar los retos frente a ti han sido sobrepasados por las exigencias que se te han impuesto?


Desde pequeños nos han encajado en un molde donde el éxito se basa en logros cuantificables y medibles, dejando de lado nuestras ganancias y desarrollo personal, la cualidad y calidad de nuestro ser. Las alarmas del hogar se encienden con mayor rapidez cuando vemos que los hijos bajan sus calificaciones en la escuela, más no cuando los mismos están tan obsesionados con "hacerlo bien" que la mínima falla los descompensa emocionalmente. 


Una vida escolar exigente y rígida que nos prepara para el campo laboral, y un campo laboral brutal y competitivo, sin dejar de lado reforzadores familiares y sociales, nos han llevado a interiorizar una necesidad de productividad constante, al punto que los tiempos libres son vistos como innecesarios y suelen acompañarse de pensamientos intrusivos y una culpa que nos imposibilita disfrutar de aquel anhelado descanso. 


Y es que todos podemos coincidir en que fantaseamos con nuestro tiempo libre, pero una vez lo tenemos frente a nosotros, no sabemos qué hacer con él. Poco a poco nos hemos convertido en máquinas incapaces de detenernos, acarreando un deterioro personal masivo. Más que un lujo o una necesidad, el tomar un descanso se ha convertido en todo un arte, que muy pocos tenemos la capacidad de dominar.


Aunque infravalorado, el descanso es un factor importante para nuestra salud física y emocional. El poder conectarnos con nuestras necesidades y dedicarnos tiempo es un primer paso hacia preservar nuestro bienestar. Tengamos en mente que nuestra calidad de vida no esta únicamente relacionada a los bienes materiales y nuestra capacidad de sobrevivir, sino de aspectos subjetivos como nuestro sentido de satisfacción y nuestra capacidad de disfrutar y sentirnos felices con nuestra experiencia presente. 


Aprender a apretar el botón de pausa resulta crítico cuando formamos parte de una sociedad que nos empuja a seguir su ritmo acelerado, de forma que podamos recargar energías y regocijarnos ante los pequeños momentos de alegría que nos regala el aquí y el ahora.